Caballos de trabajo

Fotografía de portada: «I’m de whole show» Isaac Boyet, 12 años, mensajero y propietario del Club Messenger Service de Waco, Texas, entregando mensajes en el barrio Red Light. Lewis Wickes Hine, noviembre de 1913. (Library of Congress, Prints & Photographs Division, National Child Labor Committee Collection 03910)

Quim Turon

Ahora, repartidores de pedidos a domicilio. Antes, mensajeros en bicicleta. Ahora, la pizza, el sushi o la hamburgesa. Antes, una carta, un contrato, un periódico o medicamentos. Ahora, la lucha contra los coches, los autobuses, las zonas peatonales. Antes, la precariedad mecánica, las inclemencias del tiempo, la inseguridad. Ahora, fórmulas de tributación oscuras y condiciones laborales indefinidas.

Pero ¿qué hay y que ha habido detrás de una imagen casi romántica de jóvenes en bicicleta, trabajando al aire libre, recorriendo la ciudad? ¿Qué esconden los negocios de reparto en bicicleta para que realmente sean negocio?

Messenger Boys, Indianapolis Western Union. Lewis Wickes Hine, agosto de 1908
(Library of Congress, Prints & Photographs Division,National Child Labor Committee Collection 03203)

Geolocalización permanentemente, horas poco habituales, algoritmos, perfiles necesitados de buenas valoraciones, coches, humo, robos… Para que el negocio funcione, las plataformas necesitan un perfil de repartidores concreto: que esté dispuesto a aceptar cualquier condición con tal de poder trabajar.

Las modernas plataformas creadas por emprendedores exitosos no han tenido, más frecuentemente de lo deseable, demasiados escrúpulos en ocultar las condiciones de trabajo de los mensajeros y en negarles parte de sus derechos laborales, imponiéndoles unas normas particulares, como si los derechos laborales tradicionales no fueran con ellos, sino que solo sirvieran para los modelos de empresa tradicionales.

A.D.T. Messengers, Indianapolis Lewis Wickes Hine, agosto de 1908
(Library of Congress, Prints & Photographs Division, National Child Labor Committee Collection 03227)

Desde el caballo con ruedas del Conde de Sivrac, el celerífero (París, 1790), hasta el día de hoy, la bicicleta ha destacado por ser un medio de transporte económico, saludable, ecológico y sostenible. Según el Barómetro de la Bicicleta de 2022 (www.redbici.org), el 57% de los habitantes del Estado español utilizan frecuentemente la bicicleta para su transporte diario, y el 75% de los hogares españoles disponen de alguna bicicleta. Cerca de 20 millones de personas en España la utilizan habitualmente, multiplicándose por tres en los últimos diez años, y también crece notablemente el número de personas que se desplazan en bicicleta a diario para ir al trabajo o al centro de estudios.

Así pues, su uso no es exclusivamente recreativo o deportivo, y no solo en términos de salud, sino que interviene cada vez más su utilización con motivos ecológicos, de movilidad o económicos.

El celerífero de Sivrac quedó rápidamente obsoleto por razones tecnológicas: primero Karl Drais von Sauerbronn (1813) y posteriormente Kirkpatrick MacMillan (1839) evolucionaron el invento, explorando acerca de la diferencia entre impulsar el artilugio alternativamente entre el pie derecho y el izquierdo o poder sumar los dos impulsos. Finalmente, en 1846, Gavin Dalzell de Lesmahagow patentó el uso de los pedales como mecanismo impulsor de la máquina, siendo así considerado el inventor de la bicicleta.

No es, no obstante, nuestro objetivo hacer una cronología evolutiva de la bicicleta. Por el momento, únicamente nos queremos fijar en el hecho de que el inicialmente denominado caballo con ruedas pasó a ser considerado rápidamente caballo de trabajo. De su uso inicial como medio de desplazamiento se pasó, mucho antes de adoptarse para su uso recreativo, deportivo o competitivo, a ser considerado ideal para transportistas y mensajeros en bicicleta. Y así se convirtió en un potente motor de cambio social, tanto por su capacidad de ser inclusivo (una herramienta de trabajo asequible económicamente) como por su aportación a la sostenibilidad ambiental.

Es desde la aparición de la bicicleta, en la segunda mitad del siglo XIX, que existen repartidores, carteros y mensajeros en bicicleta. En 1870 los encontramos en la Bolsa de París, y en 1890, en Estados Unidos, la Western Union Telegraph Company los utiliza en sus redes de comunicación. La bicicleta es la herramienta de trabajo de jóvenes, o mejor dicho, de niños, que realizan labores de cartero y reparto de periódicos o de medicinas. En 1904, se crea el National Child Labor Committee (Comité Nacional para el Trabajo Infantil), una organización privada creada con la misión de promover «los derechos, concientización, dignidad, bienestar y educación de los niños y jóvenes en lo que respecta al trabajo» en un momento en que uno de cada seis niños de entre cinco y diez años tenía un contrato de trabajo remunerado en Estados Unidos. Y cuatro años después, en 1908, el NCLC contrata a un reconocido sociólogo y fotógrafo, Lewis Hine, con el fin de documentar las condiciones laborales de los niños, y entre ellos, el trabajo de los mensajeros en bicicleta.

Niño mensajero trabajando para la Mackay Telegraph Company. Waco, Texas. Lewis Wickes Hine, septiembre de 1913
(Library of Congress, Prints & Photographs Division, National Child Labor Committee Collection 03870)

Lewis Wickes Hine, nacido el 1874 en Wisconsin, buscará documentar y al mismo tiempo denunciar una sociedad americana que se encontraba en un momento de gran progreso como nación, pero que requería una mirada crítica y comprometida con los derechos sociales.

Con el encargo del NCLC, Lewis Hine documenta las condiciones de trabajo infantil en fábricas, plantaciones o minas, recorriendo durante 10 años más de 80.000 kilómetros a lo largo de Norteamérica. Sus reportajes, principalmente en New York y las grandes ciudades de los EE. UU., muestran una gran capacidad de observación y reflejan la necesidad de sensibilización sobre problemáticas como la inmigración, la indigencia o la explotación laboral de los niños.

Hine se encontró con una realidad inimaginable: niños que empezaban a trabajar con menos de diez años, que pedaleaban durante todo el día y dormían en la calle o bajo un puente, que repartían sus encargos en los barrios marginales más peligrosos, y que recibían por ello sueldos minúsculos y, con frecuencia, recortados por patrones sin escrúpulos. Niños de 5 o 6 años que trabajaban hasta 18 o 20 horas al día. En cada fotografía, Hine adjunta una breve frase explicativa de la situación personal de cada uno de aquellos niños.

Curtin Hines. Western Union Messenger. Houston, Texas. Lewis Wickes Hine, octubre de 1913
(Library of Congress, Prints & Photographs Division, National Child Labor Committee Collection 03892)

Los reportajes le sirvieron a Lewis Hine como documento argumental para presionar al congreso americano y para conseguir que en 1916 se aprobara la ley Keatings-Owen, que establecía restricciones de edad y turnos laborales. Según esta ley, ningún productor, fabricante ni comerciante podía enviar productos elaborados por menores de catorce años, ni que se le haya permitido trabajar más de ocho horas en un día, más de seis días a la semana, o después de las siete de la tarde, o antes de las seis de la mañana. No obstante, la ley fue declarada anticonstitucional dos años después y, en consecuencia, derogada.

Las fotografías de Lewis Hine habían conseguido ser un importante instrumento de justicia social. Más adelante, entre 1930 y 1932, Hine realizará el encargo que le supondrá mayor reconocimiento: documentar la construcción del Empire State Building. Es icónica su fotografía de los trabajadores desayunando sentados en una viga, ejemplo de lo que era la obra documental de Lewis Hine: acercarse a los trabajadores, hablar en boca suya, hacer que tomaran consciencia de que cada uno de ellos formaba parte de un gran proyecto y de la capacidad que posee el ser humano para realizar grandes acciones.

El reportaje de Hine para el NCLC, con más de 5000 fotografías, está disponible para ser consultado en la página web de la Library of Congress de Estados Unidos.

Leo Day. Postal Telegraph Messenger. Tampa, Florida. Lewis Wickes Hine, marzo de 1911
(Library of Congress, Prints & Photographs Division, National Child Labor Committee Collection 03558)

Los mensajeros en bicicleta se hicieron muy populares sobre todo en las grandes ciudades del mundo con importantes distritos financieros. Los desplazamientos en bicicleta están menos sujetos a las retenciones y a las limitaciones de aparcamiento, y son más eficaces en tiempo para pequeñas entregas de documentos. No obstante, la era digital les supuso un fuerte inconveniente: internet y la innovación tecnológica han dejado obsoleto el negocio de la mensajería en bicicleta. Paradójicamente, la misma tecnología le ha transformado hacia el reparto de comida a domicilio, impulsado por el auge de las apps de delivery, así como por el aumento de las bicicletas eléctricas.

A pesar de ello, y como en sus inicios, los repartidores en bicicleta de la actualidad también sufren explotación laboral, peligrosidad en el tráfico, robos y negocios paralelos no regulados. Un trabajo insuficientemente remunerado con relación al riesgo y al esfuerzo físico que requiere.

Grupo de mensajeros de Western Union Messengers. Norfolk, Virginia. Lewis Wickes Hine, junio de 1911 (Library of Congress, Prints & Photographs Division, National Child Labor Committee Collection 03731)

Quicksilver (1986), película protagonizada por Kevin Bacon, que narra las aventuras de un agente de bolsa reconvertido en mensajero en bicicleta que recorre New York driblando los peligros del tráfico y de la propia ciudad, puso de moda una cierta estética de los mensajeros: las carteras en bandolera, las bicicletas de piñón fijo y, también, las habilidades o imprudencias de la circulación urbana en bicicleta.

Unos años después, en 1992, dos mensajeros de Berlin, Achim Beier y Stefan Klessman, se mobilizaron para reunir mensajeros en bicicleta de todo el mundo, y poner en marcha los Cycle Messenger World Championships. La primera edición, en 1993, reunió a unos 500 mensajeros en Berlín.

Cada año se reúnen en los CMWC mensajeros y entusiastas del ciclismo para mostrar sus habilidades en diferentes pruebas que simulan las tareas diarias de un mensajero: recorridos de recogida y entrega de paquetes, transporte de objetos voluminosos en la bicicleta, sprints, equilibrios… En 2024, los XXX Cycle Messenger World Championships se celebran en Zürich a finales de julio.

Quim Turon

En la bicicleta coinciden algunos de los principios que busca en su trabajo como diseñador: sintetizar para obtener simplicidad; alineación y armonía para lograr el equilibrio; controlar ritmo y repetición para conseeguir funcionalidad; y, además de la estética, llenar de significado cualquier diseño para transmitir el mensaje.

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